Baudelaire ya mismo acaba...
Así vivimos con una mano en la garganta.
Que nada es posible, ya lo sabián los que inventaban lluvias y tejían personajes, climas inaceptables con el tormento de la ausencia. Por eso en sus plegarias siempre existío el sonido de manos enamoradas de la niebla.
Despojados, desacostumbrados a la sorpresa, así vivimos, con la despedida de quien nunca dejó nada..
Negras vacaciones, para los que por fin nos vamos...
Baudelaire y sus últimas entregas, próximas...
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