2006/06/20

Mimo: El efecto K

Columna escrita por Luis Fernando Súarez en referencia a esos jugadores geniales que son incomprendidos por la sociedad pero que con una inspiración son capaces de cambiar historias. Estas palabras fueron dedicadas a Iván Kaviedes, con el objeto de analizar más allá de lo visible y lo palpable, más allá de donde nadie se atreve... el por qué de cada acto en su vida.



Antes de que empiece a leer esta columna quiero que haga una abstracción acerca de la persona sobre la cual escribo. Podría decirse que me referiré a cualquier jugador de fútbol, aunque, viéndolo bien, voy a hablar sobre uno de esos jugadores geniales que, de vez en cuando, hace parir para el fútbol la madre tierra.

No hay, pues, un nombre propio para esta historia.

Ahora sí... comencemos.

Es fácil escribir bien de alguien, cuando ese alguien -a quien llamaremos K- se comporta como toda la sociedad exige a pesar de ser un hombre de fama. Lo difícil es hacerlo cuando K va en contravía de esa sociedad. Y lo es mucho más cuando K es licenciado de su trabajo, con toda la razón, porque se sale de la concentración sin razón valedera.

Quiero hablar de K y de su efecto ante esa sociedad que tanto lo desprecia y que, aunque suene contradictorio, tanto lo ama. Lo hago porque pienso que los genios no deben morir.

K siempre es el punto central de conversación de los que tienen que ver con el fútbol colombiano, ecuatoriano, peruano, argentino, etc. es decir, todos. De hecho, esos K son epicentro de la conversación barrial o callejera en cualquier país.

Siempre escuchamos lo mismo: "que no tiene cabeza", "que sí tiene pero está hueca", "que sí tiene y que está llena de aserrín", "que es un malcriado o un engreído" y miles de cosas por el estilo. Los anteriores son muestra clara de los epítetos más generosos con los cuales la gente se refiere a K.

Yo pienso que K puede ser muchas cosas pero ninguna de las anteriores.

Es diferente, marcadamente diferente de todos nosotros. Seguramente pasan por su mente cosas incomprensibles para el común de los mortales. También podemos deducir que lo nuestro para él sea tan extraño como para nosotros lo es cada acto de su vida.

Cuento historias:

Para K es tan normal pedir un permiso para salir de la concentración, con el fin de descansar después de ganar el primer partido de una final de su liga, como hacerlo para finiquitar algunos asuntos importantes o no, teniendo de por medio un partido de Eliminatorias al Mundial.

Si bien en cada una de las ocasiones le fue negada su salida, a K jamás le pareció descabellado el pedido y mucho menos le pareció incorrecto que, a pesar de la negativa, podía irse por su cuenta y riesgo. En ambos casos se le castigó de la misma manera: fue desafectado de su equipo.

En el caso de las Eliminatorias para el Mundial, K fue consciente del error al regreso de su Olimpo. Por eso se reunió con el cuerpo técnico de la Selección Nacional que simplemente le ratificó la determinación ya tomada. Optó entonces por despedirse con una sentencia propia de su esquema mental:

"Está bien Profesor, lo acepto, aunque creo que los más contentos con lo que acaba de pasar son los integrantes del equipo rival."

Y luego, a la pregunta del por qué, señaló con desparpajo: "porque ellos sabían que les haría como mínimo dos goles".

Para cualquier común y corriente esto suena a prepotencia. Cuando nos referimos a este tipo de jugador cuyo pensamiento se sale de lo normal, podemos considerarlo como una muestra palpable de personalidad.

No hay duda: a estos "genios" a quienes calificamos como "sin cabeza" los necesitamos y los miramos con los ojos del deseo, en este caso específico, con el deseo de que nos ayude a clasificar con sus buenos quehaceres futbolísticos.

No es nada fácil el análisis de estos jugadores. De un lado aparece la sociedad que no les perdona sus transgresiones- Y de otro lado, aparece un modelo mental diferente, unos caminos de raciocinio que se salen del marco tradicional y que se acercan a aquello de las excentricidades de un genio.

No se puede aplaudir este tipo de conducta. Pero vale la pena intentar el análisis con otros parámetros sin tanto rigor. Tal vez así logremos entenderlo aunque ese tipo de "genio" no nos entienda jamás a nosotros.

P. D. Recuerde su abstracción, la K significa solamente jugador genial... se los juro.